"El nombre de Carlo Scarpa (1906-1978) está intrínsecamente ligado a la historia del arte, el gusto y la museografía del siglo XX, tanto es así que en los años setenta el historiador del arte francés André Chastel escribió: "Muchos de los que viajan a Italia dicen conocer Italia sin conocerla: es el mayor montaje de exposiciones de arte allí y quizás de toda Europa". Todavía hoy ocupa un lugar de honor en el panteón de quienes -a pesar de la fuerte resistencia y el provincianismo generalizado en la época- revolucionaron los museos tras la guerra, transformándolos en puestos de vanguardia. Tras el sensacional éxito de la planta concebida para albergar la obra de Paul Klee en la Bienal de 1948, le siguieron muchas otras en rápida sucesión. Las exposiciones monográficas de Piet Mondrian y Marcel Duchamp, las colaboraciones con Lucio Fontana y Arturo Martini y las intervenciones en numerosos monumentos históricos trazan el camino de un arquitecto original que supo modernizar la forma de exponer imponiendo un modelo que, con una libertad casi insolente y una poesía inigualable, se libera de la magnilocuencia de lugares preexistentes favoreciendo un estilo desnudo y ligero. Su carrera abunda en soluciones legendarias encontradas "in situ", siempre en la urgencia ya pesar de una gran parsimonia de medios, en simbiosis con la maestría de los artesanos que le rodean. se libera de la ampulosidad de los lugares preexistentes, favoreciendo un estilo desnudo y ligero" (v. p.)